Según la OMS, la diabetes es una enfermedad crónica que se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre debido a una deficiencia en la producción o acción de la insulina. Esta glucosa proviene principalmente de los alimentos que comemos y es la principal fuente de energía para nuestras células.
Para que la glucosa entre a las células y se use como energía, necesitamos una hormona llamada insulina, que se produce en el páncreas. Cuando este proceso no funciona bien, la glucosa se acumula en la sangre en lugar de ser utilizada por el cuerpo, lo que se conoce como hiperglucemia.
¿Qué sucede cuando hay demasiada glucosa en la sangre?
En condiciones normales, después de comer, el cuerpo libera insulina para transportar la glucosa hacia las células. Pero en la diabetes, esto puede fallar por dos razones:
- El páncreas no produce suficiente insulina (como en la diabetes tipo 1).
- El cuerpo no responde bien a la insulina (resistencia a la insulina, común en la tipo 2).
Cuando la glucosa no entra a las células, permanece en la sangre, lo que puede causar daños a largo plazo en órganos y tejidos: ojos, riñones, nervios, corazón y vasos sanguíneos.
Tipos principales de diabetes
–Diabetes tipo 1:
El sistema inmunológico ataca por error las células que producen insulina. Suele diagnosticarse en niños o adolescentes. Se requiere insulina de por vida.
–Diabetes tipo 2:
El cuerpo no usa bien la insulina o no la produce en suficiente cantidad. Está asociada con el sobrepeso, el sedentarismo y una dieta poco saludable. Es la más común y muchas veces prevenible.
–Diabetes gestacional:
Aparece durante el embarazo por cambios hormonales. Generalmente desaparece después del parto, pero es un factor de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.
Señales tempranas a las que debemos prestar atención
Detectar la diabetes a tiempo puede hacer una gran diferencia. Estos son algunos síntomas tempranos que podrían indicar un problema con el manejo de la glucosa:
- Sed excesiva
- Ganas de orinar frecuentemente, especialmente de noche
- Fatiga constante
- Visión borrosa
- Hambre constante, incluso después de comer
- Heridas que tardan en sanar
- Hormigueo o entumecimiento en manos o pies
- Infecciones frecuentes (en encías, piel o vías urinarias)
Si presentas varios de estos síntomas, lo mejor es consultar a un profesional de la salud y realizar una prueba de glucosa en sangre.
¿Cómo podemos prevenirla?
Aunque no siempre es posible prevenir la diabetes tipo 1, la tipo 2 sí puede prevenirse o retrasarse adoptando hábitos saludables como:
- Comer de forma equilibrada: menos azúcares y alimentos ultraprocesados, más frutas, verduras, cereales integrales y agua.
- Hacer ejercicio regularmente: caminar, bailar, nadar o cualquier actividad física al menos 30 minutos al día.
- Mantener un peso saludable.
- Dormir bien y controlar el estrés.
- Realizarse chequeos médicos si hay antecedentes familiares o factores de riesgo.
Conclusión
La diabetes no aparece de un día para otro. Suele dar señales, y si aprendemos a reconocerlas, podemos actuar a tiempo. Comprender cómo funciona esta enfermedad es el primer paso para prevenirla, detectarla o controlarla.
Conocer nuestro cuerpo y cuidarlo con hábitos conscientes es una forma poderosa de proteger nuestra salud.
